Muchas personas se acercan a vibio con una gran curiosidad sobre la experiencia de vivir en comunidad, desde una mezcla de emociones que van del interés y la ilusión hasta inquietud. Hablemos pues de cómo se plantea en vibio la vida en comunidad.
En primer lugar, es crucial reconocer que, aunque pueda parecer evidente, vivimos en comunidad casi todo el tiempo. Esta convivencia se manifiesta en diversos ámbitos: la comunidad de vecinos en la que residimos actualmente, la red de padres del colegio de nuestros hijos/as o los colegas en el entorno laboral. En cada una de estas esferas compartimos ideas, discusiones, proyectos e incluso sueños.
Sin embargo, la mayoría carecen de una adecuada facilitación y el cuidado necesario para mantener una calidad de vínculos satisfactoria. En vibio, aunque el proyecto aún está en fase de crecimiento, ya estamos experimentando la vida en comunidad. Ya hay grupos de trabajo que están pensando en el futuro, facilitados por personas sensibles a la importancia de crear vínculos significativos entre nosotros/as.
Con todo, la falta de tiempo o la sensación de saturación en la vida diaria son preocupaciones perfectamente válidas. Sin embargo, si el proyecto te cautiva, estas preocupaciones no deberían ser un obstáculo insuperable.
En vibio, cada persona encuentra su propio ritmo y espacio para contribuir. No hay presión ni apremio, solo la oportunidad de participar según tus propios términos. De hecho, podría ocurrir que tu deseo primordial sea simplemente… estar presente.
No importa qué hagas, cuándo lo hagas, cómo lo hagas ni con quién lo hagas. Lo verdaderamente relevante es estar, sin más. Desde esa presencia, el resto surgirá naturalmente para ti y para los demás, tarde o temprano, según tus propias elecciones y deseos.